sábado, 5 de abril de 2014

¿Cuál es tu palabra favorita del Español? El Día E

Mi palabra favorita es "Bienvenido". Me encanta su sonido y su grafía. Además, su significado aporta un sentido agradable de acogimiento y satisfacción. Me encanta escucharla y pronunciarla. Me encanta la idea de estar a gusto en un lugar que no me pertenece. Y tú, ¿Cuál es  tu  palabra  favorita del Español? 
¿Vamos a ver el video y participar?







lunes, 2 de enero de 2012

La eñe también es gente

La culpa es de los gnomos que nunca quisieron ser ñomos. Culpa tienen la nieve, la niebla, los nietos, los atenienses, el unicornio. Todos evasores de la eñe. ¡Señoras, señores, compañeros, amados niños! ¡No nos dejemos arrebatar la eñe! Ya nos han birlado los signos de apertura de interrogación y admiración. Ya nos redujeron hasta la apócope. Ya nos han traducido el pochoclo. Y como éramos pocos, la abuelita informática ha parido un monstruoso # en lugar de la eñe con su gracioso peluquín, el ~. ¿Quieren decirme qué haremos con nuestros sueños? ¿Entre la fauna en peligro de extinción figuran los ñandúes y los ñacurutuces? ¿En los pagos de Añatuya cómo cantarán Añoranzas? ¿A qué pobre barrigón fajaremos al ñudo? ¿Qué será del Año Nuevo, el tiempo de ñaupa, aquel tapado de armiño y la ñata contra el vidrio? ¿Y cómo graficaremos la más dulce consonante de la lengua guaraní? "La ortografía también es gente", escribió Fernando Pessoa. Y, como la gente, sufre variadas discriminaciones. Hay signos y signos, unos blancos, altos y de ojos azules, como la W o la K. Otros, pobres morochos de Hispanoamérica, como la letrita segunda, la eñe, jamás considerada por los monóculos británicos, que está en peligro de pasar al bando de los desocupados después de rendir tantos servicios y no ser precisamente una letra ñoqui. A barrerla, a borrarla, a sustituirla, dicen los perezosos manipuladores de las maquinitas, sólo porque la ñ da un poco de trabajo. Pereza ideológica, hubiéramos dicho en la década del setenta. Una letra española es un defecto más de los hispanos, esa raza impura formateada y escaneada también por pereza y comodidad. Nada de hondureños, salvadoreños, caribeños, panameños. ¡Impronunciables nativos! Sigamos siendo dueños de algo que nos pertenece, esa letra con caperuza, algo muy pequeño, pero menos ñoño de lo que parece. Algo importante, algo gente, algo alma y lengua, algo no descartable, algo propio y compartido porque así nos canta. No faltará quien ofrezca soluciones absurdas: escribir con nuestro inolvidable César Bruto, compinche del maestro Oski. Ninios, suenios, otonio. Fantasía inexplicable que ya fue y preferimos no reanudar, salvo que la Madre Patria retroceda y vuelva a llamarse Hispania. La supervivencia de esta letra nos atañe, sin distinción de sexos, credos ni programas de software. Luchemos para no añadir más leña a la hoguera dónde se debate nuestro discriminado signo.
Letra es sinónimo de carácter. ¡Avisémoslo al mundo entero por Internet!
La eñe también es gente.



María Elena Walsh

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Nueva ortografía: mucho ruido y pocas nueces

Por Ricardo Soca
La reforma anunciada por algunos diarios como una «revolución lingüística», parece ser apenas un pequeño ajuste ortográfico, de esos que la Academia Española viene poniendo en práctica periódicamente desde hace trescientos años sin que la vida cambie mucho para nadie. Lo que se conoce hasta ahora no son más que precisiones sobre normas que llevan años de vigencia, aunque hay que admitir que se elimina mucha confusión en algunas zonas grises de la ortografía castellana. En todo caso, se trata de una pequeña corrección de códigos que nada tiene que ver con el cambio lingüístico, que circula por otros caminos.

En algunos diarios he leído el anuncio de una «revolución lingüística» con la presentación de la nueva Ortografía de la lengua española, prevista para el próximo día 28 en Guadalajara. Los diarios de todo el mundo, en crisis, necesitan vender para sobrevivir, y la Real Academia quiere recaudar fondos con la presentación de esta obra de ochocientas páginas, lo que tal vez explique este tipo de explotación sensacionalista de una noticia que tiene muy poco de lingüística y nada de revolucionaria.

Lo que la Real Academia está anunciando en cuentagotas parece ser apenas un pequeño ajuste ortográfico, de esos que la «docta casa» viene poniendo en práctica periódicamente desde hace trescientos años sin que la vida cambie mucho para nadie.

La prensa anuncia como un hecho histórico, por ejemplo «la eliminación de dos letras del alfabeto» castellano, la ch y la ll. En realidad, estos dos dígrafos ya habían sido eliminados de los diccionarios en 2001 e incluidos dentro de la c y la l, sin que nada cambiara en la lengua por eso.

Las vacilaciones en la tilde diacrítica en los demostrativos (este, ese, aquel, esto, eso, aquello) y en el adverbio/adjetivo solo vienen desde hace por lo menos cincuenta años y sólo han generado confusión y críticas incesantes. Eliminar esas tildes parece una medida razonable, aunque nada revolucionaria.

La y griega me fue presentada hace casi sesenta años con el nombre de ye, de modo que poco cambio representa el anuncio de este «nuevo» nombre, que parece destinado a formar un conjunto que permitan impulsar las ventas de la nueva obra de la Academia.

Que se recomiende ahora la grafía cuórum en lugar de quórum parece estar de acuerdo con la tradición académica de ajustar la ortografía a la tradición española; una o después de qu no es por cierto propio de esa tradición inaugurada con el diccionario de Autoridades (1726-1738). Algo similar ocurre con el cambio de la q por k en Irak, puesto que la q al final de palabra es inexistente en nuestra lengua y no se justifica por proceder del árabe, que tiene otro alfabeto.

En cuanto a la decisión de que el prefijo ex vaya unido a la palabra, es coherente con la norma expresada en la Nueva Gramática de la Lengua Española, que señala que los prefijos van siempre unidos; es una cuestión de mera coherencia. Además, ha habido hasta ahora gran confusión con respecto a ex, que uno puede ver unido, separado o con un guión interpuesto.

La supresión de las tildes en palabras como guión y truhán suena como un desaire a los hablantes iberoamericanos, el 90 % del total, que las pronuncian como bisílabas pero deberán ajustar su ortografía la pronunciación monosilábica peninsular.

Para que nadie se engañe, es preciso aclarar que esta modesta reforma no tiene nada que ver con el cambio lingüístico de que a veces hablamos. Una cosa es la lengua, ese organismo vivo que pertenece a todos los hablantes y que está en cambio permanente y otra, distinta y muy menor, la escritura, una mera convención. La primera pertenece a los hablantes y las academias nada pueden hacer —aunque a veces lo intenten— excepto acatar las decisiones de los usuarios de la lengua y verterlas en los diccionarios y gramáticas, mientras que el código ortográfico se mantiene inalterado (como en francés o en inglés) o cambia periódicamente, como en español, por decisión de entidades que ha consensuado en llamar, a veces con cierta ironía «autoridades lingüísticas».

En suma, mucho ruido y pocas nueces. La gran aceptación que han tenido en el mercado las últimas obras de la Academia, viene estimulando a la Casa a producir más mercaderías para alivio de los patrocinadores, como el Banco de Santander, Iberia, Repsol y Telefónica, entre otros, pero eso parece insuficiente para justificar el alborozo periodístico. 

jueves, 20 de octubre de 2011

  
Oda al hombre sencillo

Voy a contarte en secreto
quién soy yo,
así, en voz alta,
me dirás quién eres
quiero saber quién eres
cuánto ganas,
en qué taller trabajas,
en qué mina,
en qué farmacia,

tengo una obligación terrible
y es saberlo,
saberlo todo:
día y noche saber cómo te llamas,
ése es mi oficio,

conocer una vida
no es bastante
ni conocer todas las vidas
es necesario,

verás,
hay que desentrañar,
rascar a fondo
y como en una telar
las líneas ocultaron,
con el color, la trama
del tejido,
yo borro los colores
y busco hasta encontrar
el tejido profundo,
así también encuentro
la unidad de los hombres,
y en el pan busco
más allá de la forma.

Me gusta el pan,
lo muerdo,
y entonces
veo el trigo,
los trigales tempranos,
la verde forma
de la primavera,
las raíces, el agua,
por eso más allá del pan,
veo la tierra,
la unidad de la tierra,
el agua,
el hombre,
y así todo lo pruebo
buscándote en todo,
ando, nado, navego,
hasta encontrarte,
y entonces te pregunto
cómo te llamas,
calle y número,
para que tú recibas
mis cartas,
para que yo te diga quién soy y cuánto gano,
dónde vivo,
y cómo era mi padre.

Ves tú qué simple soy,
qué simple eres,
no se trata de nada complicado.
Yo trabajo contigo,
tú vives, vas y vienes
de un lado a otro,
es muy sencillo,
eres la vida,
eres tan transparente
como el agua,y así soy yo,
mi obligación es ésa:
ser transparente,
cada día me educo,
cada día me peino
pensando como piensas,
y ando
como tú andas,
como, como tú comes,
tengo en mis brazos a mi amor
como a tu novia tú,
y entonces
cuando esto está probado,
cuando somos iguales,
escribo,
escribo con tu vida y con la mía,
con tu amor y los míos,
con todos tus dolores
y entonces
ya somos diferentes
porque, mi mano
en tu hombro,
como viejos amigos
te digo en las orejas:
no sufras,
ya llega el día,
ven, ven conmigo,
ven con todos
los que a ti se parecen,
los más sencillos.
Ven, no sufras,
ven conmigo,
porque aunque
no lo sepas,
eso yo sí lo sé:
yo sé hacia dónde vamos,
y es ésta la palabra:
no sufras
porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos
ganaremos,
aunque tú no lo creas,
ganaremos.

Pablo Neruda